En Nueva York, tener agujas y lana en mano ya no es exclusivo de las abuelas. El boom de los tejedores se extiende entre los más jóvenes, que encuentran en los bares temáticos espacios para lucirse. Aunque tejer siempre fue asociado a las abuelitas y a las solteronas, ahora cada vez más jovencitas "cultas", e incluso hombres -¡sí, hombres! -, se suman a esa práctica para socializar y relajarse "a la moda". Se trata de una nueva tendencia en la que también son protagonistas los knitting cafes, o cafeterías en las que se puede tejer una bufanda mientras se charla y se hacen amistades sobre una taza de chocolate caliente o, por qué no, una cerveza. Proliferan en Nueva York, aunque también en otras grandes ciudades de Estados Unidos, y se perfilan como negocios de esparcimiento temático prometedores, a juzgar por el crecimiento de tejedores y de ventas de lana y agujas de tejer de la última década. Según un estudio del Consejo del Estambre y la Artesanía de los EE.UU., el número de mujeres que saben tejer aumentó de 35 millones en 1994 a 53 millones en 2005, y es posible que a éstas se sumen unas 94 millones de mujeres más en el futuro cercano. El estudio reveló, además, que son las mujeres de entre 25 y 34 años, y no las abuelitas, las que están impulsando las ventas de estambre a escala nacional. Para aprovechar el tremendo potencial de mercado que representan las jóvenes tejedoras, la editorial SoHo Publishing y el fabricante de estambres Lion Brand Yarn acaban de lanzar conjuntamente la revista Knit 1
Thursday, January 19, 2006
TRENDS: Ahora resulta que los neoyorquinos se reúnen en el bar para tejer
En Nueva York, tener agujas y lana en mano ya no es exclusivo de las abuelas. El boom de los tejedores se extiende entre los más jóvenes, que encuentran en los bares temáticos espacios para lucirse. Aunque tejer siempre fue asociado a las abuelitas y a las solteronas, ahora cada vez más jovencitas "cultas", e incluso hombres -¡sí, hombres! -, se suman a esa práctica para socializar y relajarse "a la moda". Se trata de una nueva tendencia en la que también son protagonistas los knitting cafes, o cafeterías en las que se puede tejer una bufanda mientras se charla y se hacen amistades sobre una taza de chocolate caliente o, por qué no, una cerveza. Proliferan en Nueva York, aunque también en otras grandes ciudades de Estados Unidos, y se perfilan como negocios de esparcimiento temático prometedores, a juzgar por el crecimiento de tejedores y de ventas de lana y agujas de tejer de la última década. Según un estudio del Consejo del Estambre y la Artesanía de los EE.UU., el número de mujeres que saben tejer aumentó de 35 millones en 1994 a 53 millones en 2005, y es posible que a éstas se sumen unas 94 millones de mujeres más en el futuro cercano. El estudio reveló, además, que son las mujeres de entre 25 y 34 años, y no las abuelitas, las que están impulsando las ventas de estambre a escala nacional. Para aprovechar el tremendo potencial de mercado que representan las jóvenes tejedoras, la editorial SoHo Publishing y el fabricante de estambres Lion Brand Yarn acaban de lanzar conjuntamente la revista Knit 1
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