Thursday, November 30, 2006

Sympvertising on the beach



Dutch Boomerang Media recently came up with a new advertising outlet. Their so-called 'dressboxes' are roomy, circular changing rooms that are placed on busy beaches and are, of course, fully branded.

Boomerang is placing dressboxes at 50 different locations this summer, offering advertisers 'on the spot' advertising. Perfect for purveyors of sunscreens, sunglasses, and cold drinks. Nivea Sun booked the entire network for this season.

trendwatching.com would call this sympvertising: infusing consumer advertising with a pinch of sympathy. Although Boomerang and Nivea aren't doing so, it also seems like a prime spot for tryvertising: handing out product samples in a relevant setting. Opportunities? For those in the southern hemisphere, there's time to (quickly) set up a similar network for the upcoming summer. Marketers and media companies in the northern hemisphere have a bit longer to prepare for summer 2007.

Thursday, November 23, 2006

Pijama party

Más de 3 mil personas se juntaron en el Planetario para una guerra de almohadas convocada a través de Internet.



"¡Me duele la cabeza!", se escuchaba a cada rato el sábado en el parque que bordea el Planetario. ¿Por qué? Por la "lucha de almohadas" a la que se acercaron más de 3 mil personas que se enteraron por algún blog, o por la repercusión que tuvo la convocatoria en los medios.
Este evento, que podría haberse categorizado como Flashmob (llegar a un lugar, realizar una acción predeterminada entre tres y cinco minutos e irse rápidamente) dejó de serlo no sólo por la difusión que la prensa le otorgó: la gente armó una versión 100 % argenta de este fenómeno mundial ya que una hora y media después del horario de comienzo, seguía llegando gente con sus almohadas en la mano para darse de lo lindo.

Con padre, tutor o encargado



A juzgar por la concurrencia, el primer día del Personal Fest más que ATP o teen, fue un día familiar. Y, desde el line up, estaba todo dispuesto para que así fuera. Tanto Black Eyed Peas como The Rasmus o Arbol produjeron la predominancia preadolescente en el público. Pero por cada grupo de chicos, había uno o dos adultos a cargo, que pudieron disfrutar de los recitales de Madness y Carlinhos Brown. En conclusión: todo el mundo contento.
La jornada comenzó a las 17 con la lista sábana de la escena porteña festivalera. En el caso de Arbol, no se trataba de un concierto cualquiera. Fue una de la sus últimas presentaciones con Edu Schmidt, quien anunció su partida de la banda. El repertorio fue el habitual y ninguno de los miembros ahondó en las razones de la separación. A partir de entonces la puntualidad no fue completa y se superpusieron los shows de Madness y Carlinhos Brown. Y mientras que los británicos se ganaron a todos con su two tone, el bahiano (vestido como un cacique y al frente de una banda que lucía como la Arkesta de Sun Ra) brilló en uno de los escenarios secundarios.
En su segunda visita a la Argentina en lo que va del año, The Rasmus volvió sobre sus éxitos recientes. El pop guitarrero y darkie de los fineses supo cosechar desde 2004 algunos hits radiales y consiguió apelar al público de Evanescense y Avril Lavigne, que se hizo presente vestido (de obligatorio negro) para la ocasión. El hecho que los Black Eyed Peas hayan comenzado 20 minutos despues que ellos no logró desconcentrar a su audiencia.
En pocos temas queda en evidencia la principal razón por la que el Grupo Benetton tiene éxito: Fergie. La exhuberante rubia se roba la escena, no solo por sus atributos físicos, sino también por sus cualidades como intérprete, superando con creces a sus compañeros de grupo (dos bailarines y un productor, ningún MC decente) en sus respectivos segmentos solistas y también en la performance grupal. No faltaron los hits de Elephunk y Monkey Business, ni el discurso pacifista anti Bush. Como era de esperarse, la banda se despidió prometiendo volver el año próximo.