El Oso de Oro fue para la película Tu Ya De Hun Shi, de Wang Quan’an, quien se impuso sobre megaproducciones estadounidenses y europeas.
El Festival de Berlín ha redescubierto su pasión por el cine asiático, al otorgarle el Oso de Oro a Tu Ya De Hun Shi (El matrimonio de Tuya), de Wang Quan’an, quien dijo que espera que su galardón “traiga suerte al cine chino y le conceda mayor diversidad”.Esta humilde producción china, que sólo contó con una actriz profesional –Yu Nan- narra la historia de una pastora mongolesa que debe buscar un nuevo marido que se ocupe de ella, sus dos hijos y el ex esposo.
El Festival de Berlín ha redescubierto su pasión por el cine asiático, al otorgarle el Oso de Oro a Tu Ya De Hun Shi (El matrimonio de Tuya), de Wang Quan’an, quien dijo que espera que su galardón “traiga suerte al cine chino y le conceda mayor diversidad”.Esta humilde producción china, que sólo contó con una actriz profesional –Yu Nan- narra la historia de una pastora mongolesa que debe buscar un nuevo marido que se ocupe de ella, sus dos hijos y el ex esposo.
El film cuenta con una emotiva interpretación de Nan, actriz fetiche del director, que ocultó su belleza bajo el abultado ropaje típico de la Mongolia interior.El realizador, de 41 años, recordó que 20 años después de que Zhang Yimou ganara un Oso de Oro (El sorgo rojo en 1988) “ahora es un joven director el que toma la posta” con esta sencilla y conmovedora historia de una mujer con un marido lisiado y un rebaño de ovejas en la estepa de Mongolia, que lidia con unas condiciones de vida casi imposibles.”Mi película muestra los problemas de la globalización, de un crecimiento económico acelerado, de lo que perdemos en el camino y no podremos volver a recuperar”, dijo el director en una conferencia de prensa. A medida que avanza la industrialización, el Gobierno chino acorrala a los pastores para que abandonen la vida nómada en la estepa y se trasladen a las ciudades. “Confío en que Tuya’s marriage se vea en los cines de China, porque considero que ha abierto las puertas a un nuevo género de cine en mi país”, agregó el director.Acompañado de Yu Nan, la bellísima actriz que en la película lucha contra las inclemencias climáticas tapada hasta la nariz y que en la gala lució un espléndido vestido blanco escotado, el director explicó que lo que le interesa es mostrar la vida de la gente sencilla y “lo que yo pienso al respecto”.El otro descubrimiento del festival, la coreana Sai Bo Gu Ji Man Gwen Chan A (I’m a cyborg, but that’s ok), de Park Chan-wook, recibió el premio Alfred Bauer -en memoria del fundador de la Berlinale- por su carácter innovador.La nota hollywoodense la puso la actriz alemana Martina Gedeck, que recogió el premio a la contribución artística de los actores de The good Shepherd, la película de Robert de Niro sobre los orígenes de la CIA.La segunda estrella alemana de la noche fue Nina Hoss, Oso de Plata por su interpretación de Yella en la última producción de Christian Petzold, ahora sí, el director fetiche del cine alemán, que ha hecho siete películas en los últimos diez años, la mayoría de las cuales ha competido en el Festival de Cine de Berlín.El premio al mejor director, que parte de la prensa especializada vio como “excesivo”, fue para el israelí Joseph Cedar, por su película bélica Beaufort, que narra la ocupación y desocupación de ese lugar estratégico al sur del Líbano.El Festival cerró con la película de François Ozon Angel. Lo cual es raro, ya que ésta fue una de las películas que no recibió ningún galardón.Por otro lado, el director de la Berlinale, Dieter Kosslick, salió al paso de las críticas por la vapuleada Bordertown, protagonizada por Jennifer López y Antonio Banderas, asegurando que es responsabilidad suya y que antes que la calidad cinematográfica está el mensaje de la película de Gregory Nava. “Si la proyección sirvió para salvar la vida de una sola mujer (maquiladoras en la frontera mexicana con los Estados Unidos), volvería a mostrarla”, dijo respecto de la película que fue atacada por el conjunto de la prensa internacional desplegada en Berlín.
Dos Osos para argentinaUn ganador inesperado de la Berlinale fue el argentino Ariel Rotter con su película El otro. Ganó dos premios: el segundo por orden de importancia, el Gran Premio especial del Jurado, y el oso de plata al mejor actor para Julio Chávez.El film argentino narra la historia de un hombre de 45 años en crisis de identidad por su inminente paternidad, y que se toma unas vacaciones de su propio yo adoptando nombres y apellidos de difuntos antes de volver a su vida normal de hijo y esposo amoroso. El otro contó con financiamiento del World Cinema Fund, creado hace tres años por el mismo Festival de Berlín.Al recibir el premio, Rotter agradeció al jurado por premiar al cine de autor. “A nuestras familias, a los que están y a los que ya no están para decirles a éstos que los recordamos siempre”, dijo al dedicar el galardón.Por su parte, Chávez dijo en declaraciones a la prensa argentina: “Cuando me hablaban de que también eran candidatos Robert De Niro, Gerard Depardieu o Matt Damon, pensaba que estaba buenísimo que me hubieran invitado a la fiesta, pero no podía suponer que iba a ganar y me iban a poner en la cabecera de la mesa”.Chávez ya había estado el año pasado en la Berlinale con El custodio, que ganó el premio Alfred Bauer. De todas formas, tanto ésta como aquella vez, Chávez estuvo ausente al momento de anunciarse los premios por motivos laborales, aunque envió un correo electrónico de agradecimiento “por las dudas”.El año pasado se encontraba en pleno rodaje de El otro, mientras que en esta oportunidad “no podía correr el riesgo ético de no cumplir con los espectadores” y prefirió regresar a Buenos Aires para brindar las funciones previstas del unipersonal Yo soy mi propia mujer.Chávez sólo estuvo unas 20 horas en Berlín para presenciar la gala del estreno de El otro, una película de muchos silencios que gira alrededor de un hombre, aparentemente feliz, buen esposo y buen hijo, que acaba de saber que va a ser padre.“Berlín tiene un profundo significado para mí. Ahí nació mi padre, y de ahí tuvo que huir por ser judío. En esas horas que pasé allá, y sobre todo al subir al escenario, sentí que mi padre hubiera estado orgulloso de que me aplaudieran en el sitio del que alguna vez lo habían echado”, agregó el actor.Con El otro se perpetuó la racha de cine argentino joven, de autor y con un lenguaje propio, que se va de la Berlinale con premio.La nómina de los últimos años habla por sí sola: las dos Platas de El otro suceden al Premio Alfred Bauer logrado en la edición anterior por El custodio, de Rodrigo Moreno, una película apuntalada, asimismo, en el trabajo interpretativo de Chávez.Dos ediciones atrás, en 2004, El abrazo partido, de Daniel Burman, se llevó exactamente los mismos premios que Rotter en su paso por la Berlinale, el especial del Jurado y el del actor, en ese caso para Daniel Hendler.El precedente inmediato de ellos fue Lucrecia Martel, con La ciénaga, premio a la mejor opera prima en 2001, con una versión muy personal, inquietante e intensa para entender el cine.Martel, Burman, Moreno y ahora Rotter parecen confirmar así la regla no escrita de que la Berlinale “entiende” bien el cine argentino, dentro y fuera de competición.Junto a los premios del jurado internacional, presidido por el director estadounidense Paul Schrader, La León, ópera prima de Santiago Otheguy, se llevó un premio a la calidad cinematográfica de los galardones Teddy, que otorga el colectivo homosexual.
Dos Osos para argentinaUn ganador inesperado de la Berlinale fue el argentino Ariel Rotter con su película El otro. Ganó dos premios: el segundo por orden de importancia, el Gran Premio especial del Jurado, y el oso de plata al mejor actor para Julio Chávez.El film argentino narra la historia de un hombre de 45 años en crisis de identidad por su inminente paternidad, y que se toma unas vacaciones de su propio yo adoptando nombres y apellidos de difuntos antes de volver a su vida normal de hijo y esposo amoroso. El otro contó con financiamiento del World Cinema Fund, creado hace tres años por el mismo Festival de Berlín.Al recibir el premio, Rotter agradeció al jurado por premiar al cine de autor. “A nuestras familias, a los que están y a los que ya no están para decirles a éstos que los recordamos siempre”, dijo al dedicar el galardón.Por su parte, Chávez dijo en declaraciones a la prensa argentina: “Cuando me hablaban de que también eran candidatos Robert De Niro, Gerard Depardieu o Matt Damon, pensaba que estaba buenísimo que me hubieran invitado a la fiesta, pero no podía suponer que iba a ganar y me iban a poner en la cabecera de la mesa”.Chávez ya había estado el año pasado en la Berlinale con El custodio, que ganó el premio Alfred Bauer. De todas formas, tanto ésta como aquella vez, Chávez estuvo ausente al momento de anunciarse los premios por motivos laborales, aunque envió un correo electrónico de agradecimiento “por las dudas”.El año pasado se encontraba en pleno rodaje de El otro, mientras que en esta oportunidad “no podía correr el riesgo ético de no cumplir con los espectadores” y prefirió regresar a Buenos Aires para brindar las funciones previstas del unipersonal Yo soy mi propia mujer.Chávez sólo estuvo unas 20 horas en Berlín para presenciar la gala del estreno de El otro, una película de muchos silencios que gira alrededor de un hombre, aparentemente feliz, buen esposo y buen hijo, que acaba de saber que va a ser padre.“Berlín tiene un profundo significado para mí. Ahí nació mi padre, y de ahí tuvo que huir por ser judío. En esas horas que pasé allá, y sobre todo al subir al escenario, sentí que mi padre hubiera estado orgulloso de que me aplaudieran en el sitio del que alguna vez lo habían echado”, agregó el actor.Con El otro se perpetuó la racha de cine argentino joven, de autor y con un lenguaje propio, que se va de la Berlinale con premio.La nómina de los últimos años habla por sí sola: las dos Platas de El otro suceden al Premio Alfred Bauer logrado en la edición anterior por El custodio, de Rodrigo Moreno, una película apuntalada, asimismo, en el trabajo interpretativo de Chávez.Dos ediciones atrás, en 2004, El abrazo partido, de Daniel Burman, se llevó exactamente los mismos premios que Rotter en su paso por la Berlinale, el especial del Jurado y el del actor, en ese caso para Daniel Hendler.El precedente inmediato de ellos fue Lucrecia Martel, con La ciénaga, premio a la mejor opera prima en 2001, con una versión muy personal, inquietante e intensa para entender el cine.Martel, Burman, Moreno y ahora Rotter parecen confirmar así la regla no escrita de que la Berlinale “entiende” bien el cine argentino, dentro y fuera de competición.Junto a los premios del jurado internacional, presidido por el director estadounidense Paul Schrader, La León, ópera prima de Santiago Otheguy, se llevó un premio a la calidad cinematográfica de los galardones Teddy, que otorga el colectivo homosexual.
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