Internet se usa más para mantener un contacto emocional, breve, con parientes y amigos, y para achicar las distancias, antes que para informarse. Los cibernavegantes suelen estar "enchufados", además, en varias aplicaciones digitales a la vez (chat o correo electrónico), o con otros medios digitales como el celular. Abren y responden correos electrónicos al mismo tiempo que contestan los llamados circunstanciales de sus teléfonos móviles y a menudo están hablando por el fijo. Eso aumenta la cantidad de conexiones sociales, pero no les permite mantener una atención plena con sus conocidos.
Este es el resultado de una investigación cualitativa realizada por la Agencia de Comunicaciones Ogilvy en 2005 con 32 familias en cuatro ciudades: Buenos Aires, San Pablo (Brasil), el Distrito Federal (México) y Santiago (Chile). Durante la indagación los entrevistadores participaron en forma directa de la vida cotidiana de los hogares con las que compartieron 384 horas.
Las familias que se seleccionaron pertenecen a los sectores medios y son afines a la tecnología. Todas tienen computadora en sus casas —para escribir, navegar por Internet, enviar y recibir correos electrónicos, bajar música y chatear— y casi todos usan teléfonos celulares para mantenerse comunicados y, los más jóvenes, para enviar mensajes de texto. "Lo que rescatamos es que para la mayoría de estas personas lo más importante no es la información sino mantener el contacto con personas cuyos vínculos y relaciones les importan", resume Mariana Bricchetto, directora de planificación estratégica de Ogilvy.
El mismo estudio reveló que la mayoría de los usuarios de las nuevas tecnologías son "tecnoadictos".
Esto es:
Chequean correos electrónicos, aUn en vacaciones (cambian largos paseos por la playa por horas en el cibercafé).
Se angustian cuando se olvidan el celular en la casa.
Algunos usuarios hasta atienden llamadas en el baño.
Los celulares de los chicos suenan a mitad de la clase.
A diferencia de lo que aún hoy sucede en ciudades chicas de provincia donde la gente se conoce y escucha con frecuencia rumores y chismes de unos y otros, en las grandes ciudades los mensajes cortos de texto recrean esas conexiones espontáneas de hace tiempo. En particular entre los adolescentes. "Este intercambio genera el ''mobile gossip'' (chisme móvil), versión SMS de las típicas charlas de chismes y rumores que los grupos de amigos mantienen entre sí, como una forma de intercambio y conexión social", indica el estudio.
De la misma investigación surge que algunas de estas tecnologías se transforman en nuevos espacios de comunicación, incluso con las personas que se conocen. Así, un entrevistado brasileño contó que fue a través de un correo electrónico que pudo descargar la furia que le produjo una actitud de su hermana veinticuatro horas antes. O un adolescente argentino que se animó a preguntar a la chica que le gusta si sería capaz de besarlo. "Genera espacios de intercambio que permiten a la gente conocerse más y en nuevas formas", dijo Bricchetto.
En términos generales, lo que surge del informe de Ogilvy son las generosidades de las nuevas tecnologías antes que sus desventajas. Sin embargo, los entrevistados coinciden en que el defecto de la conexión continua es que "se espera que estemos siempre disponibles, siempre localizables, siempre listos y, si no lo estamos, se piensa que algo está mal".
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